Luna de Avellaneda
La expectativa por la siguiente película del argentino Juan José Campanella era grande. El hijo de la novia fue una grata sorpresa, que llegó incluso a sorprender a la gente de la academia americana, aunque no tanto como para darle un premio. Sin embargo Luna de Avellaneda suena a más de lo mismo.
La película es entretenida, por momentos emotiva y está bien estructurada en torno a personajes bien logrados. El reparto también es importante. Ricardo Darín interpreta a Román, un remisero que en sus tiempo libres se dedica a sacar adelante el club Luna de Avellaneda, que otrora fuera una poderosa institución. En el club trabaja su mejor amigo, el bohemio Amadeo, interpretado por Sergio Blanco. El club fue fundado por Don Aquiles (José Luis López Vázquez) pero ahora afronta una dura deuda y hay una oferta de compra para convertirlo en un casino. Alrededor de este conflicto y de conflictos personales de los protagonistas se entreteje la historia, que fuera de los límites rioplatenses resulta un poco larga.
El guión es un tanto efectista, pero funciona. Aunque cansa un poco la vuelta y revuelta sobre la crisis económica y sobre el dueto Darín golpeado por la vida y Blanco bufón. De todos modos la expectativa causada por el éxito de El hijo de la novia no ha sido colmada y la taquilla lo refleja.
La película es entretenida, por momentos emotiva y está bien estructurada en torno a personajes bien logrados. El reparto también es importante. Ricardo Darín interpreta a Román, un remisero que en sus tiempo libres se dedica a sacar adelante el club Luna de Avellaneda, que otrora fuera una poderosa institución. En el club trabaja su mejor amigo, el bohemio Amadeo, interpretado por Sergio Blanco. El club fue fundado por Don Aquiles (José Luis López Vázquez) pero ahora afronta una dura deuda y hay una oferta de compra para convertirlo en un casino. Alrededor de este conflicto y de conflictos personales de los protagonistas se entreteje la historia, que fuera de los límites rioplatenses resulta un poco larga.
El guión es un tanto efectista, pero funciona. Aunque cansa un poco la vuelta y revuelta sobre la crisis económica y sobre el dueto Darín golpeado por la vida y Blanco bufón. De todos modos la expectativa causada por el éxito de El hijo de la novia no ha sido colmada y la taquilla lo refleja.
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Adolfo Castro -